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      Café Borsalino

      Obra · Café Borsalino · Propuesta de conservación y puesta en valor de pinturas murales

      Situación · Calle Real 135 · Concello de Ferrol · A Coruña · Galicia

      Arquitectos · Ramón Montero Cereijo · Carmen Pérez Parapar

      Año · 2015

      Superficie construida · 97,20 m2

      Tras el cierre de la cafetería Galatea en el número 135 de la Calle Real, se cerró también un capítulo de la historia ferrolana. Pero en el año 2015 dos emprendedoras decidieron reformar el local y dotarlo de una nueva vida.

      Años de abandono y falta de mantenimiento hicieron mella en el local: entrada de agua a través del patio y niveles muy altos de humedad que provocaron un gran deterioro en los materiales existentes y un mal estado general de conservación.

      Debido a estos condicionantes, las obras de reforma comienzan con la demolición de los trasdosados de madera existentes, tras los que aparecen tres pinturas murales del pintor ferrolano D. José González Collado, que pertenecían al antiguo local llamado Café Casablanca. A partir de ese punto comienza nuestra colaboración para realizar una propuesta de conservación y puesta en valor de dichas pinturas.

      galatea 01

      Tras un análisis detallado de las mismas, se observa que el estado de conservación era bastante deficiente, pues cada una de ellas presentaba múltiples lesiones: enrastrelados de madera, instalación eléctrica y cajas de empalme se encontraban clavadas directamente al mural, y los altos niveles de humedad habían provocado la aparición de hongos y la disgregación del soporte. Se localizan sin embargo varias áreas en las que dichas lesiones eran menos notables y se encontraban en mejor estado de conservación, siendo este el punto de partida y el eje vertebrador a partir del cual se van a diseñar todos los elementos que componen el Café Borsalino.

      mural 02 pinturas b

      En el diseño se intenta hacer un guiño al antiguo Café Galatea por medio de la inclusión de los panelados y enrastrelados de madera en las paredes y techo, así como la recuperación de algunas piezas de mobiliario. Del mismo modo, se quiso poner en valor y sacar provecho de la excelente mano de obra de los herreros existentes en la ciudad, ejecutando en acero la barra y el cierre del patio; este cierre posterior trata de recuperar la línea del patio de manzana original del edificio, generando una liberación visual en el fondo del local.

      La otra referencia para el diseño se buscó a través de las lámparas, ejecutadas con sombreros tipo borsalino, ligados a la temática del café Casablanca original.

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